viernes, 21 de mayo de 2021

Poemas de Alvaro Marín (Colombia)

 

 


 

 

Olvidos

 

Nadie recuerda

cómo se funda un pueblo.

¿Quién traza el lugar de la intemperie,

quién las lí­neas de vuelo de los pájaros?

Y la casa,

la casa que ya es otra, ¿cómo era una casa?

¿Y quién es el doliente de la sangre,

quién su curandero?

 

Ya nadie recuerda cómo se prepara el dí­a,

cómo se enciende la luz, cómo es la brasa

del carbón de la noche.

¿Quién estará al cuidado de las tempestades

quién al abrigo del fuego?

¿Y quién pronunciará los conjuros?

 

¿Quién despertará la mañana y que sea de verdad

la mañana?

Ya no sabemos cómo convocar la luz y cómo

deshacer las trampas de la muerte,

¿quién irá entre las cosas diferenciando lo venenoso

y lo comestible?

¿Quién será el guardagujas del viento?

¿Y quién entonces fabricará el agua?

¿Alguien recuerda cómo se hace el agua?

 

 

Escrito en piedra

 

En piedra escribo:

en el principio fue la música, después

vino la muerte.

Lo digo en memoria de los dí­as talados.

En piedra escribo los nombres de la luz.

Con la sombra de mis palabras

dibujo sus manos y sus ojos de angustia.

En las ramas de mi memoria abrazo su música

y sus frutos de electricidad.

 

En los desfiladeros se suicidan los dí­as,

y los árboles desde hace ya mucho tiempo

han dejado de dar sus frutos.

 

En piedra escribo la vida

como escribe el relámpago el regreso del agua.

Afirmo la vida, la antigua llama que ilumina mi propio abismo.

Arte

Las palabras huyen de la servidumbre,
la lengua es la turbulencia de la materia insatisfecha.
En el silencio la palabra siembra, y desde su sombra lanza raíces.
Si caminamos sentimos los abismos de la espiral del vacío. Es de los altares
de la resignación de donde huimos.

El arte no es horror al vacío sino al tiempo baldío del animal doméstico, esa
catalepsia de tiempo sepultado.
En la fijeza el aire no resuena, si habla o escribe el satisfecho la poesía huye.
Si es por la exhibición la poesía no califica. La pasarela es el atajo de los caballos
de feria.
La poesía restituye, es materia soluble, huye del tiempo.

Así es el agua, no deja que el polvo levante su imperio. El agua se desplaza,
no en el tiempo, no en el espacio, no entre la dura materia.
Así es el agua, así son los árboles. No es hacia la oscuridad y la muerte hacia
donde descienden los ríos.
No hay muerte, las raíces, el agua y las sombras buscan su luz más íntima.
El vacío, la materia lo arrastra tras de sí.
Cuando la poesía huye deja en el vacío un árbol plantado.

Poema de las almas muertas



Cómo entender

Los prolongados silencios del árbol 

Cómo discutir el monólogo del río

Cómo iluminar el resplandor de un incendio 

Cómo leer la sangre abierta.


Cómo curar las heridas del día  

Cómo leer las manchas del sol

Cómo cantar estas muertes.


Cómo entender al trastornado

Cómo curar los rostros del miedo

Cómo contarle al que pasa

Cómo hablarle al que pasa  

Y cómo, 

Si lo que pasa, lo que atraviesa esta noche

Son trescientas mil almas caídas en la guerra.  

 



Álvaro Marín (Colombia)

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