martes, 7 de junio de 2016

Zelarayán



La Decisión



No me lo preguntés.
Si usted no tiene nada que hacer no lo haga aquí.
¿Usted o yo?
¿Yo o vos?
Las ganas no se dan así nomás.
No se dan árboles de ganas
como el árbol que da las manzanas
ni como los peces del árbol inmenso del mar.
¿Vieron?
¿Viste?
Vestido de punta en blanco,
listo para tomar el barco,
listo para el olvido,
mustio como la última gota de vino
que crece como las semillas
(eso es lo que vos te creés).
Pero creer no es crear...
La gota de vino se muere por la sal del desierto.
Una hamaca liviana, con vista al río,
el río que crece,
que crea orillas para ser río...
(¿pero él lo sabe?).
El cigarrillo medita por uno,
naturalmente con humo,
vive sus horas de humo,
vive acostado,
junto al río.
No hay desplantes
cuando aquí me planto
en medio de bolsas de humo.
La mar de caricias me resbala...
pero escucho el río.
¡Sí! el río que me enseñó las caricias.
El río vacila
(aquí no hay vacilaciones: si el río vacila, hay río encerrado!).
Un canasto siente nostalgia de los tomates rojos
y espera,una espera que lo llenará de acelga,
de espinaca,
de melones,
¡para que se olvide de la nostalgia!
Hoy justamente me olvidé como se arrancan los cabellos,
los cabellos de los árboles,
de las piedras,
del río,
de las chispas que saltan de las piedras.
Hoy los recuerdos viajan en jet,
porque estamos en el siglo XX
y todavía hay piedras que duermen de día y de noche,
desde el siglo XV,junto al mismo río,
esperando al príncipe de la Bella Durmiente
o a "la mano de hierro que las llame a la realidad"
como un llamado telefónico urgente pero equivocado...
Los equivocados no necesitan teléfonos
porque los cabellos se asoman por todas partes,
cuando esperan...
pero nadie espera para crecer
(si lo dejan).
¡Pero a mí si me dejan llego!
¿O me quedo?
¿Qué significa quedarse junto al río,
o irse del lado de los tomates rojos que esperaba el canasto?
El canasto que flota en la creciente
junto a la mesa
y la cama
y los cigarrillos,
mojados naturalmente...
y el humo fugitivo y ruiseño.
Una hamaca con los cabellos,
cabellos de humo junto al río,
un río envuelto con el papel de las manzanas,
y dulcemente dedicado.
Porque el río es bocas, manzanas, piel, acelga, espinaca...
¿Y el pobre canasto?
¿Yace o no yace?
¿Yace o no nace?
No.
Murió ayer por decisión municipal.
El duelo se despedirá por tarjeta.



Ricardo Zelarayán



No hay comentarios.:

Publicar un comentario