Tengo
ganas de saltar, no de morir. Me (retiro del borde y desciendo a la planta
baja.
Una vez afuera, camino
algunas cuadras hasta el parque. Me siento en un banco de cemento y bosquejo
con mi bolígrafo:
"Amate"
Contemplo la palma de mi mano. La palabra brinca sobre el fondo límpido de mi palma izquierda.
Me acerco al bebedero. Me lavo, rascando con mis uñas. La palabra imperativa desaparece. Se la lleva el agua.
La noche es un flujo de pensamientos que diluye las palabras. Las disuelve, las desvanece, las devuelve a su origen.
Sepian Tnosin
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