sábado, 23 de abril de 2016

Nicolás Guillén




La sangre es un mar inmenso

La sangre es un mar inmenso
Que baña todas las playas...

Sobre sangre van los hombres,
Navegando en sus barcazas:
Reman, que reman, que reman,
¡Nunca de remar descansan!

Al negro de negra piel
La sangre el cuerpo le baña;
La misma sangre, corriendo,
Hierve bajo carne blanca.

¿Quién vio la carne amarilla,
Cuando las venas estallan,
Sangrar sino con la roja
Sangre con que todos sangran?

¡Ay del que separa niños,
Porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
Va tocando en cada casa,
Da un golpe con su bastón,
Y suelta una carcajada...

¡Que salga la vida al sol,
De donde tantos la aguardan,
Y veréis cómo la vida
Corre de sol empapada!

La vida vida saltando,
La vida suelta y sin vallas,
Vida de la carne negra,
Vida de la carne blanca,
Y de la carne amarilla,
Con sus sangres desplegadas...

¡Los niños, fascinados,
Se van levantando,
Y rodean a la madre,
Que los abraza formando un grupo con ellos,
Pegados a su alrededor! Continúa:

Sobre sangre van los hombres
Navegando en sus barcazas:
Reman, que reman, que reman,
¡Nunca de remar descansan!

Ay de quien no tenga sangre,
Porque de remar acaba,
Y si acaba de remar,
Da con su cuerpo en la playa,
Un cuerpo seco y vacío,
Un cuerpo roto y sin alma,
¡Un cuerpo roto y sin alma!



 
Palabras fundamentales

Haz que tu vida sea
Campana que repique
O surco en que florezca y fructifique
El árbol luminoso de la idea.
Alza tu voz sobre la voz sin nombre
De todos los demás, y haz que se vea
Junto al poeta, el hombre.

Llena todo tu espíritu de lumbre;
Busca el empinamiento de la cumbre,
Y si el sostén nudoso de tu báculo
Encuentra algún obstáculo a tu intento,
¡Sacude el ala del atrevimiento
Ante el atrevimiento del obstáculo!




De que callada manera

¡De que callada manera
Se me adentra usted sonriendo,
Como si fuera la primavera!
(Yo, muriendo).

Y de que modo sutil
Me derramó en la camisa
Todas las flores de abril.

¿Quién le dijo que yo era
Risa siempre, nunca llanto,
Como si fuera
La primavera?
(No soy tanto).

En cambio, ¡qué espiritual
Que usted me brinde una rosa
De su rosal principal!

De que callada manera
Se me adentra usted sonriendo,
Como si fuera la primavera
(Yo, muriendo).



Nicolás Guillén

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