LeoFDK 08 |
Poesía de Francisco Ruíz Uriel
Gesto
desvanecido en esquina de una estación
Esta
estación no será más una estación,
quedará
únicamente mi gesto desvanecido
en el
polvo de alguna ventana,
si
acaso hay ventanas,
si
acaso decido en las estaciones
desamparar algún gesto.
Esperaré
junto a las cabinas telefónicas
a que
las horas se desvanezcan azules
en mi
cigarrillo encendido
de
mirada triste e inclinada,
me
verán apretar la mandíbula
para
masticar, como las aves
que
emigran de una tierra a otra,
cualquier
bocado de aire
sin
saber qué les espera.
El aire
se ha vuelto amargo
y aún
no sé en qué otras estaciones
abordará
mi soledad otro cuerpo.
Escrito
sobre el agua
Escribo el nombre
de los peces sobre el agua
y el agua se llena de colores.
Escribo signos sobre el agua
y el agua se torna púrpura
cual melodía que se expande
para que los peces vuelvan a soñar.
Escribo tu nombre,
intento escribir tu nombre
pero el agua revuelve mis dedos
en un vértigo de peces que se ahogan.
Escribo el nombre
de los peces sobre el agua
y el agua se llena de colores.
Escribo signos sobre el agua
y el agua se torna púrpura
cual melodía que se expande
para que los peces vuelvan a soñar.
Escribo tu nombre,
intento escribir tu nombre
pero el agua revuelve mis dedos
en un vértigo de peces que se ahogan.
Cada
cuatro años nace un poeta suicida
A
Sexton, Plath y Pizarnik
Nacidas
en 1928, 1932 y 1936
Cada
cuatro años la muerte
abre la
llave del gas de una cocina,
se fuma
un cigarrillo en el sofá y espera.
Otras
veces enciende el motor de un automóvil
dentro
del garaje
y canta
Chair in the Sky,
un poco
de jazz no despertará
a las
muñecas recién maquilladas, piensa.
Cada
cuatro años la muerte toma
anfetaminas
para adelgazar,
pero se
le pasa un poco la mano
y ya no
despierta.
No se
pone triste, ni alegre, ni neurótica, no.
pero
cada cuatro años
la
muerte amanece lúgubre
y
observa la tarde roja
desde
una ventana.
Alguien
trata de invocarme, dice,
y
cierra amargamente los ojos.
A mí me
da pesar, no sé,
es como
si ella quisiera decirnos
o
contarnos algo desde su delgado rostro blanco,
como si
estuviera cansada de estrangular mujeres.
Yo la
conozco muy poco,
pero me
consta aborrece
su
funéreo oficio.
Últimamente
la han visto respirar
cierto
aire suicida.
Cada
cuatro años a la muerte
se le
irritan los ojos,
sabemos
que ha llorado, lo sabemos,
pero
callamos,
sabemos
también que busca algún vientre
y como
ella no tiene el privilegio
de la
carne materna
aferra
entonces sus fríos y delgados dedos
en el
primer ombligo que encuentra.
Por eso
cada cuatro años algunas niñas
ya
vienen muertas.
Francisco
Ruiz Uriel (Estelí, Nicaragua. 1977-2010).
En
el año 2005 obtuvo el Primer Premio Internacional Ernesto Cardenal de Poesía
Joven, con su obra "Alguien me ve llorar en un sueño". En el 2005
publicó "Retrato de poeta con joven errante", muestra de poesía
escrita por jóvenes de la generación del desasosiego, como llama Gioconda Belli
en el prólogo de la muestra. Fundador del Encuentro Nacional del Día Mundial de
la Poesía en Nicaragua y miembro fundador del Festival Internacional de Poesía
en Granada, Nicaragua.
Poemarios
propios: Alguien me ve llorar en un sueño. (Managua 2005). Retrato de poeta con
joven errante. (Managua, 2005). Memorias del Agua (Managua, 2011). Obra póstuma.
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