Eres Visible
Permaneces todo el tiempo en el olor de las montañas
cuando el sol se retira,
y me parece escuchar tu respiración en la frescura de la sombra
como un adiós pensativo.
De
tu partida, que es como una lumbre, se condolerán
estas claras imágenes
por el viento de la tarde mecidas aquí y a lo lejos;
yo te acompaño con el rumor de las hojas, miro por
ti las cosas que amabas
-el alba no borrará tu paso, eres visible.
estas claras imágenes
por el viento de la tarde mecidas aquí y a lo lejos;
yo te acompaño con el rumor de las hojas, miro por
ti las cosas que amabas
-el alba no borrará tu paso, eres visible.
Como una luz
Llegada la hora en que el astro se apague,
quedarán mis ojos en los aires que contigo fulguraban
Silenciosamente y como una luz
reposa en mi camino
la transparencia del olvido.
Tu
aliento me devuelve a la espera y a la tristeza de la tierra,
no te apartes del caer de la tarde
-no me dejes descubrir sino detrás de ti
lo que tengo todavía que morir.
no te apartes del caer de la tarde
-no me dejes descubrir sino detrás de ti
lo que tengo todavía que morir.
Recorrer esta distancia
(fragmento)
Estoy separado de mí por la distancia en que yo me encuentro;
el muerto está separado de la muerte por una gran distancia.
Pienso recorrer esta distancia descansando en algún lugar.
De espaldas en la morada del deseo,
sin moverme de mi sitio – frente a la puerta cerrada,
con una luz de invierno a mi lado.
En
los rincones de mi cuarto, en los alrededores de la silla.
Con la indecisa memoria que se desprende del vacío
- en la superficie del tumbado,
el muerto deberá comunicarse con la muerte.
Con la indecisa memoria que se desprende del vacío
- en la superficie del tumbado,
el muerto deberá comunicarse con la muerte.
Contemplando
los huesos sobre la tabla,
contando las oscuridades con mis dedos a partir de ti.
Mirando que se estén las cosas, yo deseo.
Y me encuentro recorriendo una gran distancia
contando las oscuridades con mis dedos a partir de ti.
Mirando que se estén las cosas, yo deseo.
Y me encuentro recorriendo una gran distancia
Jaime
Saenz (1921 - 1986)
A largo de su vida escribió numerosas obras de
poesía y narrativa. Su novela Felipe
Delgado(1979) es
una obra monumental sobre el sub-mundo de la ciudad de La Paz, pero no fue su
única incursión en la narrativa pues también publicó relatos y novelas cortas
en los siguientes libros: Imágenes
paceñas (1979), La Noche (1984), Los cuartos (1985), La piedra imán(1989), Los papeles
de Narciso Lima Achá (1991) y Obras inéditas (1996),
las dos últimas publicadas después de su muerte. Sus libros de poesía son: El escalpelo (1955), Aniversario de una visión (1960), Visitante profundo (1964), Muerte por el tacto (1967), Recorrer
esta distancia (1973), Bruckner. Las tinieblas (1978), Al pasar un
cometa (1982).
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