lunes, 13 de enero de 2014

Rafael Espejo





Rafael Espejo, poeta español. Nació en Palma del Río (provincia de Córdoba) el 3 de septiembre de 1975. Su lugar de residencia se ha situado entre Córdoba, Granada, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife, Almería y Málaga. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, es lector para la editorial de poesía Pre-textos y colaborador como articulista de opinión y crítico literario en diversos medios.

En 2009 fundó "La Catrina", agrupación que unía a sus poemas acompañamiento musical y animaciones visuales, y que dio lugar en 2011 a "Los duelistas", junto a Dr. Montañés (teclado y sintetizador) y Jhonny Moreno (acordeón y chelo).
Aparece en varias antologías de poesía española reciente y parte de su obra ha sido traducida al inglés, al francés, al portugués y al italiano.


Algunas obras:
Círculo vicioso (Granada, Universidad, 1996), que resultó finalista del Premio Federico García Lorca de poesía en 1995.
Con (Granada, Cuadernos del Vigía, 1999).
El vino de los amantes (Madrid, Hiperión, 2001), que resultó ganador ex aequo del XVI Premio de Poesía Hiperión.
Nos han dejado solos (Valencia, Pre-textos, 2009), que resultó ganador del X Premio de Poesía Emilio Prados.




Aire viciado


Cuando nos falta fe para cremar la tarde
sostengo con el índice la llama de una vela;
y a esa luz palpitamos
de sombra en la pared,
pero no nos abriga.
Como no hacen hogar las mecedoras
(por más que ralenticen el tiempo de tenernos),
ni la mesa camilla, ni el frufrú de las manos,
los libros, la quietud, los días por venir.

¿Qué poso del amor no quiere aquí asentarse?

Ven,
vamos a abrir la puerta.
No precisamos techo para hacer pie,
míralo así:
tampoco tienen un lugar las nubes
pero pasan.
Y cuando acaso alguna se equivoca,
o queda rezagada,
o el viento la desvía,
no importa, también pasa.


De "Nos han dejado solos" Pre-textos, 2009






Buenos días, noche


 
De buen amar se vuelve
magullado y hambriento,
con sabor en la lengua a carne cruda.

El suelo se amortigua,
los caminos convergen, silba el aire.

Agradecido así,
con sonrisa imantada
por el impulso mismo que iza al árbol
al sol,
tarareando:

no puedo amarte más, no soy tan físico.

De "Nos han dejado solos" Pre-textos, 2009

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